Borges en Harvard... creo que se atribuye a Platón. Los versos (no sé griego) son más o menos como sigue: «Desearía ser la noche para mirar tu sueño con mil ojos». Aquí, evidentemente, percibimos la ternura del amante...
... encontramos aquí la misma metáfora. Pero el efecto en nuestra imaginación es muy distinto. «Las estrellas miran hacia abajo» no nos sugiere ternura; más bien nos hace pensar en generaciones y generaciones de hombres que se fatigan sin fin mientras las estrellas miran hacia abajo con una especie de sublime indiferencia.
Tenemos un ejemplo distinto ... un poema de Chesterton llamado «A Second Childhood» («Segunda niñez»): (Pero no envejeceré hasta ver surgir la enorme noche, nube que es más grande que el mundo, monstruo hecho de ojos.)
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