…La gran mayoría de los hombres se deja seducir por un rostro bello [...] la naturaleza induce a las mujeres a exhibir de golpe todo su esplendor [...] y a causar «sensación» [...] pero la naturaleza oculta los muchos males inherentes a ellas, como el derroche, las atenciones a los hijos, la contumacia, la obstinación, el volverse viejas y feas al cabo de pocos años, el engaño, la infidelidad, los caprichos, las manías, los ataques de histeria, todo esto y más. Por eso yo digo que el matrimonio es una deuda que se contrae de joven y que se paga de viejo [...]
Sencillamente ¡¡ impresentable ¡!
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